Uruguay, Colorado, Washington, los alrededores del Görlitzer Park de Berlín… En el último año puntos tan dispares han quedado unidos por una línea en la que ya estaban Holanda, Portugal, Bélgica o Praga: la tendencia a la normalización o despenalización de la marihuana no ya para uso médico, sino para simplemente echarse un porro y unas risas. Eso sí, con resultados desiguales.
La universidad del porro
